¡¡Bienvenid@s a una nueva entrada de mi Blog!!
Durante las sesiones de clase dedicadas al tema 6 estuvimos estudiando qué son las programaciones didácticas y cuáles son las partes en las que se organizan. Hoy os voy a hablar de lo que considero que es uno de los pilares fundamentales a la hora de elaborar una programación didáctica: la evaluación. Por lo general podemos distinguir tres tipos de evaluación: diágnóstica, formativa y sumativa. La evaluación diagnóstica se realiza habitualmente al comienzo del curso o del proceso de aprendizaje y su objetivo es conocer las capacidades del alumnado para saber cuál es el punto de partida y poder así diseñar de forma correcta nuevos aprendizajes. La evaluación formativa se realiza durante el proceso educativo y su objetivo es observar los procesos de aprendizaje del alumnado, ofreciendo el apoyo pedagógico oportuno y en caso necesario modificar las estrategias a lo largo del proceso. Por último, la evaluación sumativa, se realiza al final del proceso de aprendizaje y su principal objetivo es conocer el grado de dominio de los objetivos y de los contenidos. En esta entrada, vamos a centrarnos en la evaluación formativa puesto que creo que es la más importante y muchas veces la más olvidada.
Como ya introducíamos brevemente en el anterior párrafo, la evaluación formativa tiene lugar durante el proceso de enseñanza-aprendizaje y su objetivo principal es buscar información en el alumnado que nos ayude a comprender cómo se está produciendo este proceso y saber si es necesario o no realizar algún cambio en la metodología, en los recursos utilizados, en las estrategias llevadas a cabo en el proceso educativo o incluso en los objetivos planteados. La evaluación formativa debe ser continua, cualitativa e individual, puesto que no todo el alumnado tendrá los mismos problemas o dificultades en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y nuestro deber es adaptar ese proceso a las necesidades específicas de cada uno de ellos. En la siguiente página podréis consultar más información interesante acerca de la evaluación formativa.
Otro aspecto fundamental de la evaluación formativa es la retroalimentación. La retroalimentación formativa, o la retroalimentación dentro de la evaluación formativa se refiere a la información que compartes con cada estudiante sobre cómo está evolucionando en su proceso de enseñanza-aprendizaje. De este modo, se trata de producir una mejora en el proceso educativo de los estudiantes. Lo valioso en una evaluación es que el estudiante sepa qué es lo que está logrando y qué es lo que no ha logrado todavía. A partir de esta afirmación, el docente debe conducir al estudiante hasta conseguir que él mismo supere las dificultades que tenía y construya de manera autónoma su propio aprendizaje. La retroalimentación formativa se dirige a reorientar las acciones del profesor y del estudiante para lograr un objetivo final. Esta retroalimentación puede ser oral, escrita o puede entregarse a través de pruebas o mediante tecnología digital. Puede provenir de un docente o incluso de los demás compañeros en caso de tratarse de una tutoría entre pares o de una coevaluación. A continuación, os dejo un vídeo muy ilustrativo y dinámico sobre la retroalimentación formativa.
Numerosos estudios prueban que la retroalimentación formativa tiene grandes efectos positivos en el alumnado y en los procesos de aprendizaje. Sin embargo, debemos tener cuidado puesto que la retroalimentación también puede tener efectos negativos y empeorar la situación del alumno/a. En ese sentido, durante el proceso de retroalimentación, la intervención del docente es fundamental. Dependiendo de la manera como interactúe con el estudiante, y la forma como aborde el tratamiento de sus errores y dificultades, hará que este se involucre y reflexione sobre sus propuestas y construya así sus propias estrategias de solución adecuados ante una tarea. Por lo tanto, es muy importante cuidar nuestra intervención a la hora de transmitir los resultados de la evaluación formativa al alumnado para así evitar dañarles. En la siguiente página, podréis consultar cuáles son los pasos que debemos seguir para llevar a cabo una retroalimentación constructiva.
Como conclusión, es importante recordar que existen diferentes tipos de evaluaciones y que evaluar sirve para mucho más que para obtener las calificaciones finales. Como docentes es nuestro deber guiar al alumnado en el proceso de enseñanza-aprendizaje y modificar las estrategias llevadas a cabo en el mismo si vemos que estas no resultan eficaces. En el proceso de evaluación formativa debe primar el deseo de búsqueda permanente, caracterizado por la creatividad, la innovación de las ideas, por el uso de métodos y técnicas idóneas y el juicio crítico sobre la propia práctica. Es muy importante enfocar nuestra enseñanza en documentar el crecimiento de cada individuo en lugar de comparar los estudiantes entre sí, así como destacar las fortalezas de los estudiantes en lugar de sus debilidades. Solo de este modo conseguiremos que el alumnado prospere de forma satisfactoria en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Joana Costas
¡Hola, Joana!
ResponderEliminarMe ha resultado muy interesante tu entrada sobre la evaluación formativa. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que es una gran olvidada y en que no debería de ser así. Y, como bien dicen en el vídeo que compartes: 'La evaluación que no forma... debe descartarse'.
Esta entrada me hizo pensar en tu presentación del otro día: cuando hablabas del aprendizaje por proyectos, comentabas que este tipo de evaluación es clave en ellos. Sin embargo, cuando nos presentaste las distintas fases en las que se articula, me llamó la atención que los teóricos de esta metodología incluyesen la 'evaluación' en la última fase (la cinco, si no recuerdo mal). Me parece algo contradictorio, puesto que, si lo que prima es la formativa, la evaluación tendría que ser más bien un continuo a lo largo de todas las fases, no un apéndice al final; no sé si estás de acuerdo.
Otra cosa que me ha gustado mucho de tu artículo es el siguiente comentario: 'La retroalimentación formativa se dirige a reorientar las acciones del profesor y del estudiante para lograr un objetivo final.’ En concreto, creo que es importante esa mención que se hace de la adecuación de la conducta del o la docente, ya que muchas veces se cae en pensar que quien tiene que modificar siempre su comportamiento es la estudiante, y no el docente. Creo que refleja el espíritu de la estructura de las programaciones de la ESO y bachillerato, que contemplan la autoevaluación del propio proceso de enseñanza como un apartado específico (letra 'h': 'Indicadores de logro para evaluar el proceso de enseñanza y la práctica docente').
Por último, si ponemos el foco en los estudiantes, es muy cierto lo que dices: se deben destacar las fortalezas por encima de las debilidades. De hecho, es lo que hace el proyecto 'Puede hacer' del ALTE que, tal y como se refleja en el MCERL (pp. 235-248 https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/marco/cvc_mer.pdf), se centra en la elaboración de descriptores que permitan concretar la capacidad lingüística de la o el discente; dicho de otro modo, prima lo que SÍ sabe hacer por encima de lo que desconoce. En cierta manera, toda esta cuestión de centrarse en lo positivo está muy vinculada a la cuestión emocional en la práctica pedagógica: como bien comentan en el vídeo y uno de los artículos que compartes, es importante saber dar una retroalimentación de una manera adecuada para proteger la autoestima y, en general, los sentimientos del estudiante.
¡Muchas gracias y felices fiestas! ¡A seguir aprendiendo! :)
¡Hola Rut!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te haya parecido interesante mi entrada. En cuanto a mi presentación del aprendizaje basado en proyectos, es cierto que comenté que en este tipo de metodología es tan importante el proceso como el resultado final, puesto que priman las capacidades, habilidades y competencias que adquiere el alumnado durante el proceso de aprendizaje más que los conocimientos que llegan a alcanzar al finalizar el proyecto. Como consecuencia de esto, es cierto que en muchas ocasiones los docentes llevan a cabo evaluaciones formativas durante el desarrollo de un proyecto, sin embargo, en mi presentación desgraciadamente no tuve tiempo de entrar a explicar esto. La evaluación que mencioné en mi presentación hace referencia a la última fase de la elaboración de un proyecto por lo que simplemente son los comentarios que el alumnado hace al finalizar un proyecto y que, como comenté, suelen dar pie a nuevas dudas y a la elaboración de nuevos proyectos, pero no se refiere a una evaluación por parte del docente. De todos modos muchas gracias por comentarlo porque sí que es cierto que puede ser confuso.
¡Un saludo! :)
Muchas gracias por la aclaración sobre la presentación, Joana. Ya me queda mucho más claro.
Eliminar¡Un saludo!
¡Hola, Joana!
ResponderEliminarGracias por publicar esta entrada tan detallada sobre la evaluación, me ha gustado el énfasis que das a la retroalimentación y a la posibilidad de adaptación durante el proceso de enseñanza-aprendizaje. La verdad es que durante este máster he aprendido mucho sobre todo esto, yo solo conocía las pruebas finales o una concepción de la evaluación continua poco afín a su cometido. Me han interesado especialmente los enlaces que compartes en los que se recogen maneras de incentivar y se habla de aspectos emocionales, así como tus últimos comentarios, ya que me has hecho reflexionar sobre la importancia de encontrar el equilibrio entre la exigencia y una buena sintonía que traiga consigo resultados positivos para el grupo-aula y también para los resultados que serán evaluados. Creo que en esta falta de equilibrio es donde residen muchos de los desencuentros entre docentes y estudiantes que he experimentado en mis años de secundaria. En definitiva, ¡felicidades por esta entrada!
¡Besiños! ¡Nos vemos pronto!
¡Hola, Laura!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario, me alegro de que te haya gustado mi entrada y de que te haya resultado útil.
¡Un saludo! :)